El Conde Drácula, aquel vampiro de Transilvania conocido por varias generaciones, ha atormentado la imaginación del mundo durante 109 años. Este noble de colmillos prominentes emergió desde las sombras el año 1897, gracias a la novela "Drácula", del autor irlandés Bram Stoker.

Al parecer, el escritor habría basado su personaje diabólico en un tirano rumano real y demoníaco, llamado Vlad, de sobrenombre, El Empalador, y que también era conocido como Draculea, que en rumano significa "hijo del demonio".

Este príncipe, de Valaquia (que actualmente pertenece a Rumania), utilizó durante su reinado el famoso Castillo de Bran (con fines militares) ubicado cerca de Brasov, en el centro de Rumania.

Según fuentes históricas, el castillo fue construido por los caballeros de la Orden Teutónica a principios del siglo XIII. Desde 1412 el castillo pasó ser de propiedad del abuelo del príncipe Vlad, Mircea el Viejo, y durante la Edad Media sirvió para defender el camino comercial que comunicaba Valaquia con Transilvania.

Vlad gobernó Valaquia desde 1452 hasta 1462. Se dice que en esos diez años ejecutó a 50.000 personas empalándolas en largas estacas (cruzándolas sobre palos) . Nadie quedó libre de su brutal sadismo: prisioneros capturados en las guerras con los invasores turcos, nobles de su propia corte e incluso sacerdotes y personas importantes. También fue muy conocido por su forma de actuar - sin escrúpulos -, en el terreno diplomático. Eso sí: no existe ningún indicio de que bebiera sangre.

Hoy, a más de cien años de la creación de Drácula, la leyenda de aquel personaje que sale de su tumba durante la noche y succiona la sangre de las personas dormidas para alimentarse, parece revivir con el retorno del castillo donde vivió el conde - uno de los lugares más famosos de Rumania - a poder de la realeza.

Sucede que el castillo será devuelto a los descendientes de la princesa Ileana de Rumania, en virtud de una ley que se promulgó hace algunos años, y que ofrece la oportunidad, a cualquier antiguo dueño de la propiedad confiscada, que se le restituya.

Actualmente la construcción alberga un museo de arte medieval. Sin embargo, el interés más grande lo constituye la leyenda que alberga aquel castillo.

A esto se suma la intrincada construcción de sus pasillos subterráneos, la leyenda de que los niños encantados por el flautista de Hamelin llegaron hasta Transilvania por medio de las grutas de ese lugar y la sospecha de que durante el comunismo, el corazón de la reina María de Sajonia fue puesto en ese lugar, en secreto, en una vasija de plata adornada con 307 joyas.

El edificio está construido sobre lo alto de una colina. El original fue elaborado en madera. Tiene cuatro torres distintas en cada uno de los puntos cardinales. La construcción cuenta con cerca de 30 héctareas, y está rodeada de un alto muro de piedra calcárea.

En su interior hay varios dormitorios, pero dos de ellos llaman más la atención ya que un par de calabozos están conectados con las piezas reales. Allí, según cuenta la leyenda, princesas y jóvenes mujeres eran retenidas. 

La historia del famoso castillo




El Castillo de Bran fue construido en 1212 por Dietrich, un caballero de la Orden Teutónica. En 1377, la antigua construcción fue destruida y en su lugar se erigió un castillo de piedra y ladrillo.

Desde fines del siglo XV pasó a ser propiedad de los sajones de Brasov. En 1412, Mircea el Viejo - el abuelo del príncipe Vlad - pasó a ser su nuevo dueño.

Alrededor de 1430 nació el príncipe Vlad. La leyenda dice que su padre habría sido iniciado en una hermandad secreta llamada el Dragón (dracul), y de ahí el nombre que habría heredado su hijo.

No obstante, de acuerdo a algunos investigadores, el apodo se originó entre los pobladores de Valaquia, quienes debido a las temibles acciones de su amo, le habrían llamado en lengua rumana "el hijo del diablo". Vlad ascendió al poder luego de que su padre fue asesinado. Poco tiempo antes el príncipe había sido apresado por los turcos. Con ellos ofició como soldado y aprendió gran parte de los métodos de tortura, entre ellos el empalamiento, es decir, atravesar a las personas con un palo.

El príncipe gobernó en tres ocasiones la región de Transilvania, hasta que en 1476 fue asesinado por los otomanos. Contra ellos emprendió la batalla más dura. Según la creencia popular empaló a más de 50 mil personas.

Cerca de 1920 el castillo fue regalado a la Reina María, esposa del Rey Fernando I, en gratitud a su contribución a la incorporación de Transilvania a Rumania. En 1938 la reina se lo heredó a su quinta hija, la princesa Ileana, esposa del archiduque Antón de Hasburg. Luego de la II Guerra Mundial y la llegada del comunismo al poder en Rumania, la fortaleza fue confiscada. Recién en 1990 la princesa Ileana pudo regresar.

Ahora, tres de sus seis hijos podrán tomar posesión del edificio o de los 25 millones de euros que el gobierno les ofreció a cambio del castillo, aunque durante los próximos tres años el lugar seguirá siendo - por ley - un museo.

Entradas populares